Los amplificadores de sonido son a un audífono lo que con una trompetilla del siglo XVIII pero con un valor de unos 200 €. ¿Compraría alguien bien asesorado algo así?
Para empezar estos aparatos no son audífonos porque no tienen la categoría de producto sanitario homologado no discriminan el tipo de pérdida auditiva, solo aumentan el volúmen en muchos casos de manera peligrosa y dañina.
- No corrigen la perdida auditiva, lo único que hacen es amplificar el sonido por igual en todas las frecuencias, cosa que no ocurre con la presbiacusia que es la pérdida de audición asociada a la edad y que aparece de manera natural a partir de los 70 años aproximadamente.
- El uso sin asesoramiento de un audioprotesista de estos aparatos puede resultar aparte de sospechoso de fraude perjudicial para la salud puesto que al amplificar por igual todas las frecuencias puede dañar el oído en las frecuencias que están bien conservadas.
- Otro grave inconveniente es la falta de limitadores de la salida del volúmen de sonido con el consiguiente riesgo de trauma acústico irreversible ante un ruido brusco fuerte y repentino como un petardo o similar.
- No sirven de nada tampoco cuando nos encontramos en entorno sonoros en los que hay varias personas en la misma conversación, reuniones familiares, laborales etc.
- En la mayoría de los casos producen pitidos por retroalimentación o acoplamiento.
En resúmen el uso de estos dispositivos sin control ni asesoramiento y sin sello de garantía por parte de las autoridades sanitarias además devineficaz puede resultar peligroso para la salud y por supuesto MUY CARO, puesto que no hay nada más caro que aquello que no sirve.